Justicia vs. Amor
Dios nos ama. Su amor no opaca su justicia. La Biblia dice que Dios es amor, pero tambien fuego consumidor. ¿Esto nos dice que Dios es uno poco paciente? ¿Que nos ama hasta que nos dan esos berrinches infantiles? En el cielo ahora mismo resuena un fuerte y rotundo NO!!!!. Afortunadamente la paciencia de Dios no es como la de nosotros: condicionada. Su palabra dice: "Grande y misericordioso es Jehová, tardo para la ira y grande en misericordia."
¿Cómo podemos comprobar la misericordia de Dios? Escuchemos lo que nos dice el profeta Jeremías en Lamentaciones 3:: "Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos." Mira a tu alrededor, respira profundo, cierra los ojos y mira al Señor. Estás aquí. Eso es más que suficiente para que te convenzas de que Dios te ama. Pero aguarda, no te acomodes demasiado. No reclines tu sillón ni pongas tus pies sobre la mesita de centro. No estamos hechos para este lugar. Este no es nuestro hogar, somos "peregrinos y extranjeros en esta tierra." Cristo nos ha preparado una mansión. Puso otro lugar en la mesa cuando reconocimos su Señorío.
Nos sorprenderíamos de que un inocente fuera sentenciado a muerte; aún más si ese inocente tomara nuestro lugar y decidiera ser sentenciado en lugar de nosotros. Sería una gran injusticia ¿no crees? ¿Cómo se acomoda este plan en la mente de un Dios justo? Sencillo, también es un Dios de amor. Recordemos que el fuego conumidor de su justicia no opaca la inmensidad de su amor.
Esa sentencia de muerte al "hombre equivocado" una vez más muestra que Dios puede amarnos sin dejar a un lado su justicia.
Ninguno de nosotros lo merecíamos, "por cuanto todos pecamos y hemos sido destituidos de la gloria de Dios." Dios es Santo, Santo, Santo. Ningún pecado, ni siquiera ninguna falta es permitida en los cielos. En el planograma de Dios no hay lugar para el pecado, por más pequeño que nos parezca. ¿Ahora ve la justicia amorosa de Dios? Hacía falta que alguien pagara por los pecados de todos nosotros. En la era de la ley un animal cargaba con el pecado de un pueblo, pero ese sacrificio no duraba mucho, puesto que era sombra y figura de lo que había de venir. Ya sea que fuera imperfecto o que los pecados del pueblo fueran demasiados, hacía falta alguien que pagara el precio de una vez y para siempre.
El pecado no puede convivir con la santidad. Hacía falta alguien tan santo que pudiera soportar toda la carga y aun así vencer la muerte, puesto que "la paga del pecado es muerte". Y había alguien: Dios. Jesús no solo es el Hijo de Dios, sino que es Dios mismo. ("El que me ha visto a mí, ha visto al Padre" -Jesucristo) Dios mismo abandonó su santidad por un breve momento, pero suficiente para cargar nuestro pecado y por eso somos justificados. Dios no puede amar sin ser justo y no puede ser justo sin amar.
Ese es nuestro Dios. El justo amor (¿o el amor justo?) de Dios revelado en Jesús.
Jesús Manuel García
¿Cómo podemos comprobar la misericordia de Dios? Escuchemos lo que nos dice el profeta Jeremías en Lamentaciones 3:: "Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos." Mira a tu alrededor, respira profundo, cierra los ojos y mira al Señor. Estás aquí. Eso es más que suficiente para que te convenzas de que Dios te ama. Pero aguarda, no te acomodes demasiado. No reclines tu sillón ni pongas tus pies sobre la mesita de centro. No estamos hechos para este lugar. Este no es nuestro hogar, somos "peregrinos y extranjeros en esta tierra." Cristo nos ha preparado una mansión. Puso otro lugar en la mesa cuando reconocimos su Señorío.
Nos sorprenderíamos de que un inocente fuera sentenciado a muerte; aún más si ese inocente tomara nuestro lugar y decidiera ser sentenciado en lugar de nosotros. Sería una gran injusticia ¿no crees? ¿Cómo se acomoda este plan en la mente de un Dios justo? Sencillo, también es un Dios de amor. Recordemos que el fuego conumidor de su justicia no opaca la inmensidad de su amor.
Esa sentencia de muerte al "hombre equivocado" una vez más muestra que Dios puede amarnos sin dejar a un lado su justicia.
Ninguno de nosotros lo merecíamos, "por cuanto todos pecamos y hemos sido destituidos de la gloria de Dios." Dios es Santo, Santo, Santo. Ningún pecado, ni siquiera ninguna falta es permitida en los cielos. En el planograma de Dios no hay lugar para el pecado, por más pequeño que nos parezca. ¿Ahora ve la justicia amorosa de Dios? Hacía falta que alguien pagara por los pecados de todos nosotros. En la era de la ley un animal cargaba con el pecado de un pueblo, pero ese sacrificio no duraba mucho, puesto que era sombra y figura de lo que había de venir. Ya sea que fuera imperfecto o que los pecados del pueblo fueran demasiados, hacía falta alguien que pagara el precio de una vez y para siempre.
El pecado no puede convivir con la santidad. Hacía falta alguien tan santo que pudiera soportar toda la carga y aun así vencer la muerte, puesto que "la paga del pecado es muerte". Y había alguien: Dios. Jesús no solo es el Hijo de Dios, sino que es Dios mismo. ("El que me ha visto a mí, ha visto al Padre" -Jesucristo) Dios mismo abandonó su santidad por un breve momento, pero suficiente para cargar nuestro pecado y por eso somos justificados. Dios no puede amar sin ser justo y no puede ser justo sin amar.
Ese es nuestro Dios. El justo amor (¿o el amor justo?) de Dios revelado en Jesús.
Jesús Manuel García
🥰🙏🏻
ResponderEliminarComenzado debo expresar que entro en una reflexión de este escrito que lleva a confrontar la cosmovisión al seguidor de Cristo. Gracias JM por esto ya que dichas reflexiones deben ser continuas para así ir ajustando las áreas necesarias para que nuestro caminar como seguidores de Cristo no se detengan. Espero poder continuar esta travesía del aprendizaje con las reflexiones que Dios ponga en tu corazón. Un abrazo y bendiciones 👋 ☕️.
ResponderEliminarMuy edificante 🙏🏼
ResponderEliminar